Entre fines de los '70 y principios de los '80 estudié en la vieja y querida "Prilidiano" nunca llegué a tener a Pipo como profesor pero sí en las mesas de exámenes finales de "Fundamentos Visuales". Lo recuerdo en esos fragmentos compartidos, como un tipo amable y sonriente y con una actitud de protección hacia sus alumnos y un orgullo no disimulado. Mis compañeros, que sí tuvieron la suerte de tenerlo como docente, no se cansaban de alabarlo, mezcla de fascinación, admiración y complicidad que solo los grandes maestros pueden despertar en sus alumnos.

Esta foto en la que aparece corresponde a una muestra que hicimos a 10 años de haber egresado de la "Prili" (1993) en el Consejo Deliberante a partir de una propuesta de Guillermo Cuello para reencontrarnos. "Arte Emergente" la titulamos y fueron nuestros invitados dos grandes maestros: Pipo Ferrari y Alberto Delmonte.
Los dos tenían en común ese trascender amable y ese desprendimiento de su sabiduría para todo aquel que estuviera abierto a recibirla...pero, por sobre todas las cosas, el aliento y el apoyo constante y... la confianza en los otros, nosotros, sus alumnos.   

 




 
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Testimonio de Osvaldo Krasmanski