Sin título, detalle ( Estudio con animales )
Fibra y tinta s/papel 29 x 40 cm, hoja de block
Reproducción del catálogo de la exposición en la Galería Van Riel.
Si pensamos que este dibujo fue hecho en uno de los viajes que Ferrari realizaba cada año a Bolivia, en período de carnaval -período que corresponde a una serie de rituales de marcación, esquila y apareamiento de ganado- podría evocarnos, aunque de modo indirecto, ritos de sacrificio. El cordero blanco, después de la llama, es una de las principales ofrendas, con cuya sangre se riega el suelo en honor a la pachamama y los antepasados. Pero también nos invita a recordar a Rembrandt, no tanto en referencia a su cuadro « La res », o el aguafuerte de 1643 donde vemos un cerdo recostado en primer plano y rodeado de personajes apenas esbozados, sino más bien por la fineza del trazo y la sugestividad de las sombras, por el modo de agrupar diferentes bocetos y articularlos en un solo espacio, como la página de un diario donde se anotan ideas y observaciones. Este dibujo pudo haber sido compuesto en dos tiempos, imaginamos uno inicial hecho frente al motivo, sería difícil de otro modo explicarnos la agudeza de su observación. En otro momento, otro tiempo, más tarde, tal vez otro día, se agregan los maniquíes o torsos, la pequeña silueta de la mujer con abanico, cubierta con vestidos que parecen transparentes y que no hacen sino sugerir mejor la sensualidad de su cuerpo.
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