De Sucre a Castelfiorentino, 1994
La recibimos con alegría en Italia, el maestro escribía desde Bolivia.
La imagen elegida, el sobre, la caligrafía todo es expresivo, connotado. Cuenta el texto y su contenido; pero también el mensaje como forma, con sus ¡¡¡!!! y subrayados. Nada parece casual, ni el sobre vía aérea con rayitas de colores, como tampoco la estampilla que casi parece una estampita. La caligrafía es el gesto através del cual su mensaje llega inmediato: - yo debería estar en Italia... y no... - Ferrari, a veces, jugaba con la idea que alguien se había quedado en un lugar que era suyo y lo ocupaba -un farsante- decía y señalando con el índice: - tengo que ir allá y ver quién es ése... desenmascararlo... - Es significativa esta forma de pensar, sin ausencias ni vacíos, sino con otros que sucesivamente ocupan los lugares dejados. Alguien lo reemplazaba en Italia donde él no estaba, tal vez él mismo como un doble, donde hubiese podido tener otra vida, en una Italia que seguramente extrañaba. Tal vez deseaba o pensaba que debìa volver y sin embargo, como él mismo lo dice através de sus obras, quedó ligado al espíritu del altiplano y su recorrido no fue el de “la vuelta” sino el de internarse en la quebrada cada vez más adentro, como un imperativo, -una condena- un intenso viaje interior. “Bolita” es solo el eufemismo que elige para subrayar irónicamente los prejuicos de tantos argentinos incapaces de ver el valor de una cultura milenaria que a él tanto le había revelado.
-Cercate di star bene, un abbraccio, Ferrari- (Traten de estar bién, un abrazo...). El afecto y el estímulo a seguir nuestra experiencia en la Italia que tanto amaba.