El dibujo de un chico




¿ Era 1986 ó 1987 ? Hacía calor, seguramente el verano estaba cerca; tal vez solo se trataba de los últimos días de primavera. La noticia corrió como reguero de pólvora. El Maestro acababa de alquilar un taller en Flores, cerca de Rivadavia. -¡Ahora sí!- finalmente organizará el famoso taller que tantos de los que habíamos terminado la academia, sugeríamos sin cesar sin resultado. Era una casa grande con patio de baldosas, terraza, pisos de madera y una cocina con una ventana asomada al patio. Había que ajustar caños, cambiar cables, sobretodo darle su “tono”; se movilizaron alumnos y ex alumnos para pintarla con los colores justos. No se podia improvisar. Las pruebas fueron infinitas como la paciencia de los voluntarios. -" Es un gato "- decía Ferrari de Alejandro, quien efectivamente, trepaba las paredes, brocha en mano, como un felino.
Era casa, también taller, para él y los alumnos. En el corredor de ingreso, colgaba un gran estudio en papel de la “Batalla de San Romano” de unas alumnas. En el resto de las habitaciones no faltaban los toritos, ni las máscaras bolivianas, tampoco ex-votos. La cocina tenía azulejos blancos, los cucharones y utensilios estaban colgados como en las cocinas rurales italianas; muchos no resistieron la tentación de estudiarlos y pintarlos, también los espacios de la casa fueron abordados en dibujos y pinturas o simples estudios.
Se repetían los mismos rituales de sus clases en las escuelas de arte, gente que incansablemente tocaba el timbre, unos querían estudiar, otros mostrar las cosas hechas, muchos solo encontrarlo. Los mates eran la clave para entrar en contacto y participar de esa magia que irradiaba Ferrari cuando hablaba, contaba, analizaba un trabajo, una reproducción o simplemente discurría en derivaciones de las que el arte podía ser uno de los tantos argumentos que sin esfuerzo, se iban hilvanando y tejiendo como una trama. En una de las paredes colgaba enmarcado, el dibujo de un chico de escuela primaria. Una vez como sin querer y pasando de un tema a otro, repentinamente lo señaló indicando de que manera, sin racionalizar, había hábilmente desplegado sobre el papel, en forma intuitiva, colores planos y complementarios; no solo, con los valores, había ligado la forma al fondo. Casi un desafío para los presentes.


S.A.





 
1  2  3  4  5  6  7  8  9  10  11  12
 
 
 



La decisión de Ferrari de organizar talleres y dar clases, coincide con el momento de su alejamiento de las escuelas. No le parecía ético hacerlo en forma simultanea a su desempeño como profesor en las escuelas de Bellas Artes. Creía firmemente en las instituciones educativas, y en el rol que éstas juegan en la formación de los jóvenes. Más allá de su actitud crítica frente a una cierta decadencia de los métodos y contenidos, estimulaba fuertemente a frecuentarlas.